Mataró conmemora los doscientos cincuenta años de la llegada de las primeras reliquias de santa Juliana y de santa Semproniana, patronas de la Ciudad, cedidas por el monasterio de Sant Cugat del Vallès, donde la tradición sitúa su martirio a principios del siglo IV como discípulos de Sant Cugat.
El 26 de julio de 1772 los mataronenses consiguieron lo que el Consejo Municipal, el clero y muchos vecinos habían estado pidiendo reiteradamente desde hacía casi un siglo.
Como bienvenida, se organizó una procesión que, con el sonido festivo de las campanas de todas las iglesias, acompañó a las reliquias hasta Santa María, donde quedaron entronizadas.
Desde entonces, fue creciendo la devoción y el cariño hacia la figura de las dos jóvenes vírgenes y mártires. Así, en marzo de 1852 tuvo lugar un referéndum excepcional en el que la ciudadanía decidió adoptar a Juliana y Semproniana como patronas. De esta forma, la Fiesta Mayor pasó a ser el 27 de julio.
Por eso, este año, a las ocho de la tarde del día 26, de julio se rememorará la efeméride de la llegada de las reliquias, dos siglos y medio después. Después de la liturgia del último día de la Novena, las campanas anunciarán la celebración de Vísperas solemnes con textos propios del culto a las Santas.
Los sacerdotes de todas las comunidades parroquiales de la ciudad han sido invitados a participar en la ceremonia, que presidirá el dr. Ramon Corts i Blay, presbítero mataronés, párroco de la Basílica de la Purísima Concepción y vicerrector del Ateneo Universitario Sant Pacià de Barcelona.
La celebración se cerrará con el canto del Te Deum, himno ceremonioso de alabanza y de acción de gracias que en la tradición ritual de la Iglesia universal se entona en ocasiones señaladas.
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